Historia
Un Legado de Pasión Vinícola y Tradición Familiar
En la segunda mitad del siglo pasado, un visionario llamado Don Emilio Catena, descendiente de inmigrantes italianos, dio vida a un sueño en las tierras de La Libertad, en el corazón oriental de Mendoza. En ese rincón, con convicción y pasión, eligió cultivar las uvas tintas de Cabernet y Malbec, anticipando lo que el futuro confirmaría con creces.
Hoy, el legado perdurable de Don Emilio cobra vida a través de su nieto, David. Como un hilo invisible que conecta generaciones, la tradición familiar fluye con el arte y el mimo de David, quien destila en cada vino la esencia misma de la historia de su familia. En cada sorbo, en cada aroma, se teje la herencia de perseverancia, amor y dedicación que trasciende el tiempo. Las botellas que llevan el nombre de David Rodolfo Catena son mucho más que vinos excepcionales; son cápsulas de tiempo emocionales que capturan el alma de una familia y la tierra que llaman hogar.